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Inmigrantes, víctimas de la voracidad del narcotráfico

Por Reuters de México. Las sanguinarias bandas del narcotráfico de México han encontrado una jugosa fuente de recursos en el secuestro de inmigrantes indocumentados que transitan por el país hacia Estados Unidos, haciendo su travesía más escabrosa y a menudo mortal.

Indefensos, miles de centroamericanos que huyen de la pobreza en sus países son víctimas de los cárteles, cuyos sicarios los secuestran desde los trenes en que viajan, violan a las mujeres o los matan si no pueden obtener dinero por ellos.

Los narcotraficantes mantienen a veces por semanas a los extranjeros en cuartos o ranchos mientras exigen rescates a sus familiares en Estados Unidos, individualmente o en grupos, que pueden ir desde los 200 dólares hasta los 85,000 dólares.

Inmigrantes que fueron secuestrados por más de un mes vieron cómo entraban y salían diariamente 15 o 20 extranjeros de una casa. También observaron cómo mujeres fueron violadas repetidamente por sus secuestradores, que a veces operan en complicidad con autoridades, según testimonios.

«Tienen que ser cárteles, ellos dicen que son de ‘Los Zetas’, está bien organizado todo, tiene que haber gente de la policía», dijo Milton, un salvadoreño de 30 años, mientras descansaba leyendo una historieta recostado junto a las vías del tren en la sureña ciudad de Orizaba.

Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), 11,333 inmigrantes fueron secuestrados en México sólo entre abril y septiembre del año pasado, periodo en el cual se pidieron rescates por al menos medio millón de dólares.

Entre septiembre del 2008 y febrero del 2009, lapso durante el cual fue realizado el primer diagnóstico de la comisión, fueron reportados 9,758 casos de estos secuestros.

TRENES DE LA MUERTE

Los secuestradores abordan los trenes en los que los inmigrantes viajan sobre el techo o colgados. Algunos maquinistas del que se conoce como el «tren de las moscas» parecen estar involucrados porque reducen la velocidad para que los delincuentes puedan subir y atacar a los extranjeros a golpes y con machetes, dijeron testigos.

«Me tuvieron secuestrado en Monclova (ciudad del norte del país), nos bajaron del tren a puro ‘cuerno de chivo’ (rifle AK-47), nos llevaron a unos cuartos chiquitos y ahí nos tuvieron encerrados», dijo Wilson, un hondureño de 21 años.

«Nos golpean, algunos que no tienen familiares allá (en Estados Unidos) los ponen a trabajar con ellos y si no, los matan», agregó.

Organizaciones civiles estiman que cada año transitan por México unos 400,000 inmigrantes indocumentados, que a menudo son atacados en complicidad con policías.

El problema de estos secuestros no es nuevo, pero ha ido en aumento y las autoridades lo trataban con cierta indiferencia hasta que el hallazgo de los cuerpos apilados de 72 inmigrantes en un rancho del norteño estado de Tamaulipas impactó al país y despertó protestas de gobiernos como El Salvador y Honduras.

Los Zetas, un grupo que inició con un puñado de militares desertores de cuerpos de elite del Ejército y que ahora es uno de los cárteles más violentos, fue responsabilizado por esta masacre, ocurrida en agosto del año pasado.

De acuerdo a investigaciones y testigos, los inmigrantes fueron asesinados por negarse a integrar las filas de la organización delictiva. La semana pasada otros 72 cadáveres fueron encontrados en varias fosas comunes y en la misma zona.

«Evidentemente, lejos de existir una disminución, como se trata de una cifra negra, pudiera esta cifra resultar incluso aún mayor», dijo Fernando Batista, visitador de la CNDH.

Funcionarios han rechazado las cifras del ombudsman al decir que son mucho menores al número de denuncias presentadas, pero Batista dijo que los inmigrantes difícilmente denuncian ante autoridades mexicanas por ser indocumentados.

Al presentar días atrás un informe a un comité de Naciones Unidas, el Gobierno mexicano dijo que la principal amenaza contra los inmigrantes es la delincuencia organizada pero que México tiene una estrategia integral contra este fenómeno.

UN PLATO DE COMIDA

En Veracruz, estado donde el ombudsman recogió el mayor número de testimonios de víctimas y testigos de secuestros de inmigrantes, un grupo de mujeres de la localidad La Patrona usualmente cocina comida y prepara jugos que les dan a los inmigrantes para aliviar su tortuoso viaje.

Las mujeres, conocidas como «Las Patronas», les entregan alimentos lanzándolos por el aire y con el tren en movimiento.

«Estos migrantes sufren mucho a lo largo de su travesía, sufren tres veces más que un mexicano para llegar a su destino. Es muy triste ver que ahí van niños, jovencitos, muchachas», dijo Lourdes Romero, de 25 años, una de «Las Patronas».

En México, cuyo Gobierno es insistente en sus pedidos a Estados Unidos para que agentes fronterizos den un buen trato a sus indocumentados, son cada vez más comunes las amenazas de muerte de cárteles contra sacerdotes que encabezan misiones o albergues para proteger y alimentar a los inmigrantes.

Organismos como Amnistía Internacional han dicho a México que proteja a los inmigrantes centroamericanos con la misma energía con la que defiende los derechos de sus nacionales que emigran a Estados Unidos.

«Pueden y deben hacer todavía más para proteger a los centenares de hombres, mujeres, niños y niñas que arriesgan su vida en uno de los viajes más peligrosos del mundo», dijo Rupert Knox, investigador de Amnistía sobre México.

(Escrito por Miguel Angel Gutiérrez. Reporte adicional Mica Rosenberg en Ciudad de México, Nelson Acosta en El Salvador, Gustavo Palencia en Honduras y Mike McDonald en Guatemala; Editado por Anahí Rama y Silene Ramírez)

Ver nota en: http://mx.reuters.com/article/topNews/idMXN1129907220110411?sp=true

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